En contra de los modelos actuales de crianza, ser padres no es una labor de carpintería, no es un trabajo que tenga como objetivo «tallar» a un niño para convertirlo en un modelo particular de adulto. Por el contrario, ser padres es como cuidar un jardín. La labor de los padres es la de procurar un medio fértil, estable y seguro que permita prosperar a muchas variedades de flores. Crear un ecosistema vigoroso y flexible que facilite que los propios niños desarrollen muchos, variados e impredecibles tipos de adultos futuros. Se trata también de favorecer una relación humana específica, un amor comprometido e incondicional, entre un progenitor concreto y un hijo concreto